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Ballena jorobada: una acróbata gigante
Las impresionantes imágenes de un kayakista en el Estrecho de Magallanes, arrastrado y expulsado por una ballena, recorrieron el mundo y despertaron asombro y especulación. Para algunos, la escena pudo sugerir un intento de ataque, pero la realidad es muy distinta...
Aleta pectoral jorobada
La protagonista de este encuentro es la ballena jorobada o yubarta (Megaptera novaeangliae), un cetáceo del parvorden Mysticeti. Este grupo de mamíferos marinos carnívoros se distingue por la presencia de barbas en lugar de dientes. Esta especie, altamente migratoria, puede alcanzar 18 metros de longitud y pesar alrededor de 36 toneladas. Su notable agilidad la hace una de las más acrobáticas entre las ballenas: con frecuencia, se impulsa sobre la superficie para luego golpear el agua, destacando por sus saltos, coletazos y otras exhibiciones aéreas. Su nombre común proviene de la “joroba” que se forma al sumergirse, más adelante de su pequeña aleta dorsal, ubicada en el tercio trasero de su dorso.
Las ballenas jorobadas recorren grandes distancias cada año. Las que llegan a nuestro país durante el verano migran desde Colombia y Ecuador hasta el extremo sur para alimentarse en las ricas aguas australes, y en invierno regresan a zonas cálidas para reproducirse. En las costas chilenas, muchas siguen esta ruta entre aguas tropicales y la Antártica, aunque algunas permanecen en distintos puntos de la Patagonia, como el Parque Marino Francisco Coloane en el Estrecho de Magallanes.
Si bien el kayakista del video pudo parecer afortunado por no ser devorado, en realidad, no corría ese riesgo. El esófago de una ballena jorobada mide apenas 10 centímetros de diámetro, lo que le impide ingerir presas grandes. Es probable que la ballena confundiera el kayak con un grupo de krill, su principal alimento. Este cetáceo se alimenta filtrando enormes volúmenes de agua y expulsándola a través de sus barbas, atrapando así pequeños crustáceos y peces. La presencia de embarcaciones en áreas de alimentación no solo genera encuentros cercanos, sino que también aumenta el riesgo de colisiones.
A diferencia de los odontocetos –cetáceos con dientes como los delfines–, las ballenas con barbas no utilizan la ecolocalización. En su lugar, producen sonidos de alta intensidad e infrasónicos, capaces de viajar cientos de kilómetros bajo el agua. El canto de la ballena jorobada es particularmente complejo y cambia con el tiempo, lo que sugiere que desempeña un papel fundamental en el cortejo.
Históricamente, la caza de ballenas ha sido una práctica extendida que llevó a muchas especies al borde de la extinción. Para regular su explotación, en 1948 se estableció el Convenio Internacional para la Regulación de la Caza de la Ballena (ICRW), administrado por la Comisión Ballenera Internacional (CBI). En Chile, la ballena jorobada es considerada una especie Vulnerable, mientras que a nivel global la UICN la clasifica como de Preocupación Menor. Está protegida por convenios internacionales como CITES y CMS, y desde 1966 su caza ha sido prohibida por la CBI.
Desde 1985, rige una moratoria mundial sobre la caza comercial de ballenas, aunque su continuidad es debatida anualmente debido a la presión de países balleneros como Japón, Noruega e Islandia.

Si deseas aprender más sobre las ballenas y otros mamíferos marinos, puedes consultar Los mamíferos marinos de Chile de Editorial Flora & Fauna.

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